El S SCRAM (Secure Continuous Remote Alcohol Monitor), creado en la década de 1990, ha pasado a engrosar la lista de formas de detectar la presencia de alcohol para los conductores de vehículos de motor. Concretamente, el monitor analiza el vapor de sudor "invisible" segregado por la piel para determinar la presencia de alcohol.
Se trata de una alternativa a los dispositivos de bloqueo del encendido, que se instalan en los automóviles y por los que los conductores no pueden conducir sus vehículos a menos que soplen en un alcoholímetro.
El SCRAM cita un índice de eficacia más elevado debido a la opción de que la gente tenga acceso a coches o camiones que carecen del dispositivo. La empresa ve su producto como una opción para que los conductores ebrios condenados no vayan a la cárcel y vivan su vida lejos de cárceles o prisiones, aunque con algunas restricciones.
Las jurisdicciones de todo el país han adoptado el SCRAM, utilizándolo específicamente como condición para la libertad provisional de los detenidos por conducir bajo los efectos del alcohol y que se enfrentan a condenas por delitos relacionados con el consumo de alcohol.
Debido a que el sistema no se considera un dispositivo médico, el SCRAM no está sujeto a las normativas o evaluaciones exigidas por tecnologías similares. Muchos usuarios mencionan dolor, hinchazón, rozaduras y ampollas al llevar el dispositivo. Se les anima a aprovechar el mantenimiento local de la empresa para garantizar un ajuste adecuado y un receptor limpio.
Aunque los partidarios del SCRAM lo consideran una opción válida, los detractores temen una forma de "encarcelamiento electrónico" en la que la prisión implique ser alojado en casa, lo que afectaría a todos los aspectos de su vida. Además, el precio del dispositivo también representa más medidas punitivas en forma de cargas financieras. Algunas jurisdicciones del SCRAM cobran importantes tarifas diarias, lo que no hace sino agravar el castigo.
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