Si se enfrenta a cargos de violencia doméstica, es probable que haya experimentado momentos en los que sintió que su ira lo controlaba. Aunque la ira es una emoción normal, puede dañar sus relaciones con los demás y dejar daños duraderos en su vida cuando se sale de control.
Según la Asociación Americana de Psicología, es posible que requieren asesoramiento para ayudarte a controlar tu ira.
La mayoría de las personas no necesitan un test psicológico para saber que tienen demasiada ira. En general, algunas personas tienen más problemas con la ira que otras. Algunas no muestran la ira en voz alta, pero parecen irritables en todo momento.
Los psicólogos identifican que algunas personas tienen una baja tolerancia a la frustración. A veces las personas se enfadan con facilidad desde una edad temprana. Otras pueden desarrollar la ira a través de su educación. Por ejemplo, si un padre enseña a un hijo a no expresar la ira, puede que le cueste canalizarla correctamente.
La mayoría de las personas enfadadas no saben cómo ser asertivas sin ser agresivas. Por desgracia, muchas personas diseñan cursos de asertividad para quienes no sienten la ira con tanta intensidad. Si no tienes las herramientas o los conocimientos necesarios para controlar tu ira, puede que necesites ayuda adicional. El asesoramiento te enseña a manejar la ira y las técnicas para calmarte. La mayoría de las personas que sienten mucha ira pasan a un nivel medio después de unos meses de asesoramiento.
La idea que subyace a la gestión de la ira es descubrir qué es lo que te desencadena y encontrar estrategias que te ayuden a no enfadarte en exceso.
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